Cuando pisas la playa de Morondava por primera vez sabes que no es una más. No es la típica playa de «resorts» en la que vas a encontrar hamacas y un montón de turistas invadiendo la arena. No vas a encontrar mojitos, ni palmeras para hacer tu foto «hipster» y subirlas a las redes. Tampoco es una playa de aguas cristalinas, vegetación exuberante y paradisíaca. Entonces ¿para que hemos ido? te estarás preguntando. Pues aquí abajo te lo contamos.
Seguimos la ruta por Madagascar y en el día de hoy toca quedarse por Morondava. Después de llegar a este pueblo el día anterior, justo a tiempo para disfrutar de una preciosa puesta de sol en la Avenida de los Baobabs, hoy nos apetece quedarnos por la playa paseando y descansando. Nos han contado cosas sobre ella que nos apetece ver en primera persona.
Si estas preparando tu viaje a Madagascar seguro te interesa nuestra ruta por Madagascar donde podrás ver todo el recorrido y estas dos entradas con toda la info para visitar el país sin perderte nada:
Día 14: Día en la playa de Morondava
Día de descanso que empieza sin despertador aunque no muy tarde debido a la calor que hace ya de buena mañana.
Nos han contado que en esta zona, en la playa del centro del Morondava, justo donde estamos alojados, se llena de vida desde bien temprano y no nos lo queremos perder.
Morondava es un pueblo costero situado al oeste de Madagascar. En parte es conocido por su Avenida de los Baobabs, a la que llegan muchísimos turistas al año. Por este hecho se considera como un lugar de paso entre esta avenida y el Parque Nacional de los Tsingy.
Nosotros quisimos conocer un poco más este pueblo, en concreto su playa, pues nos habían explicado cosas sobre ella que había creado expectación en nosotros. Nos habían dicho que la playa se llena de gente local, como si de colmenas de abejas se tratara. Se agrupaban en la orilla y se esparcen por la arena.
Algo para nosotros único hasta ese día. Nunca antes habíamos visto una escena parecida. Toda esa gente malgache perfectamente coordinada estaba pescando.
El arte de la pesca en Morondava
A primera hora salen las barcas para tirar las redes en el mar. Una vez lanzadas en la costa un grupo de jóvenes empiezan a estirar para sacarlas con extrema paciencia. Una vez tienen las redes en la orilla, otro grupo de personas se acercan con sus barreños y los van metiendo dentro para ir sacando el pescado. Sacan los barreños llenos una y otra vez, como si todos los peces del mundo se concentraran en esas aguas!
Una vez los recogen con los barreños empiezan a seleccionarlos en la arena y agruparlos por el tipo de pescado. Los más pequeños se los llevan al fondo de la playa para esparcirlos por la arena y dejarlos secar al sol. Más tarde los recogerán formando montañitas y pasándolos por unas redes para quitarles la arena y así poder venderlos.
Los más grandes los ponen en carretillas o carros y se los llevan bien frescos a venderlos al pueblo.
Al principio quisimos mantener las distancias pero los propios pescadores nos animaban a que nos acercáramos. Querían enseñarnos como lo hacían y querían que les fotografiáramos, así que a petición, así lo hicimos! Nos gustó mucho el trato que recibimos, en la playa y en todo el pueblo en general. Es gente muy abierta, con ganas de saludarte e intercambiar alguna palabra contigo. La verdad que ese es el aspecto que más nos gustó de este lugar. Morondava es su gente! Y aunque es así en general en todo el país aquí lo fueron más todavía.
Dónde comer en Morondava
Después de estar toda la mañana por la playa nos fuimos en busca de un sitio para comer. Habíamos visto en la guía que había un hotel con piscina cerca, así que fuimos a probar suerte a ver si nos podíamos dar un chapuzón después de comer y así fue.
Comimos de lujo en el Chez Maggie y tuvimos un rato de relax en la pequeña piscina del hotel, toda para nosotros. Por la tarde seguimos en la playa paseando de vuelta al hotel y viendo la puesta de sol y fotografiando camaleones como este.
Tip viajero
Puedes alojarte en un hotel barato y después pasarte por un hotel con piscina para comer (mirando siempre primero el precio de la carta) así podrás disfrutar de las instalaciones.
Donde dormimos
Nombre: Les Bougainvilliers
Localización: Nosy Kely beach, Morondava.
Opinión: Hotel con bungalows en la playa de Morondava. Hay diferentes precios depende si tienen aire acondicionado, agua caliente etc.. Nosotros estuvimos en el más sencillo y básico. Muy amplio con cama para tres personas y un baño muy grande y espacioso. Son bastante básicas, nada de lujos ni decoración especial. Lo peor es que estábamos sin aire acondicionado y la calor allí era horrorosa. El hotel consta de 9 bungalows que están en la misma playa. Desde el nuestro no veíamos el mar porque había una valla. Todos tienen una pequeña terraza. También hay la opción de alojarse en habitaciones sin baño a un buen precio.
El restaurante del hotel solo lo probamos para desayunar, aunque dicen que no está mal preferimos estar por la ciudad y conocer otros sitios.
Precio: 60.000 Ar Bungalow en la playa sin aire acondicionado.
Gastos
- Desayuno: 11.500 Ar 2 pers // 3,45 €
- Comida: 33.000 Ar 2 pers // 9,89 €
- Cena: 37.000 Ar 2 pers // 11,09 €
Día 15: Vuelta a Antsirabe
Día de carretera para regresar a Antsirabe. Unas 9 horas para volver al punto cero pues aquí termina nuestra primera parte del viaje en la que hemos estado descubriendo el país, en concreto la zona centro hacía el sur y de este a oeste. Una ruta de 15 días que poco tiene que ver como la pensamos antes de venir, por lo que si tu también vas a viajar a Madagascar es probable que te pase los mismo debido al estado de las carreteras, al tiempo o a los transportes públicos y sus peculiaridades.
Llegamos a Antsirabe por la tarde con el tiempo justo para dar un paseo e ir a cenar y con ganas de conocer un poco más aquella ciudad que tan diferente es al resto.
Nos despedimos de nuestro amigo Leonard que nos acompañó y nos hizo de conductor estos tres días que estuvimos por Morondava y sus alrededores.
Descubriendo Antsirabe
Por sus calles se mezcla la esencia malgache con aires europeos, y esos aires nos llevan hasta una iglesia, de donde salen cantos que poco tienen que ver con los que hemos oído dentro de iglesias hasta ahora, así que sucumbidos por el sonido entramos.
Es la Catedral de Antsirabe y es domingo por lo que la gente asiste a misa durante todo el día, unas 3 veces (mañana, tarde y noche).Van con sus mejores galas, como la ocasión lo requiere y la catedral también está adornada.Unas tiras de colores cuelgan de lado a lado del interior de este monumento histórico y una decoración algo peculiar rodea toda la catedral para que no puedas dejar de dar la vuelta mirando cada detalle.
Después de descubrir una misa católica algo diferente nos vamos a cenar y a descansar que mañana empezamos la segunda parte del viaje en la que viajamos hasta la capital del país Antananarivo para llegar hasta el pueblo de Vontovorona, que se encuentra a 20 kilómetros y donde estaremos una semana conociendo como trabaja la ONGD Yamuna en sus diferentes proyectos tanto con mujeres en riesgo de exclusión social como con los niños en la guardería y en el colegio que tienen en el pueblo. En la próxima entrada te lo contamos todo.
Donde dormimos
Nombre: Hasina
Localización: Se encuentra en Antsirabe en la Ave. de L’Indépendance
Opinión: Como de costumbre elegimos la habitación sencilla y fue buena elección. La habitación era muy completa, amplia y limpia. La decoración muy sobria pero correcta con una mesa y sillas y televisión. Con ventana al exterior y lavabo con ducha. Hay superiores con balcón y vistas a la avenida.
Precio: 30.000 Ar pers.
Pues la verdad es que es la «reflexión» quizás mal llevada, expresada o resumida de lo que hicimos ese día a la hora de comer. Básicamente nos recomendaron el restaurante de ese hotel y una vez allí preguntamos si nos podíamos bañar. Muchas gracias por tu opinión y la visión crítica.