viajar a África

Kenia


En este punto empezaba un viaje hacía el continente africano y nos embarcábamos en una expedición en camión recorriendo los países de Kenia y Tanzania con Ratpanat, una agencia española especializada en safaris por África, la cual nos gustó por su pasión y creatividad en los viajes. Elegimos el recorrido llamado «El sueño de África» que nos llevaría por Kenia y Tanzania durante 15 días acampando de manera salvaje en lugares tan emblemáticos como el masai mara y que se combinaría con alguna noche durmiendo en Safari camp, unas tiendas que sin perder el espíritu aventurero aportan todas las comodidades al safari.

Diario del safari por Kenia

Día 1

Como casi cualquier viaje, nuestro «sueño de África» empezó con una cuantas horas de vuelo para llegar hasta Nairobi, capital de Kenia. Salimos desde el Aeropuerto del Prat de Barcelona con dirección Estambul para hacer conexión con Nairobi. En total unas 10 horas. Todo el primer día lo pasamos en aeropuertos hasta llegar a Nairobi, donde empezaría nuestro safari por Kenia.

Día 2

Llegamos a Nairobi sobre las 2 de la madrugada, antes de recoger nuestras maletas pagamos nuestro visado keniata y salimos para fuera que nos esperaba nuestro guía y la crew.

Por fin conocemos al resto del grupo, gente de todos los lados de España, unos haciendo el viaje en solitario, otros en pareja, y hasta en familia, un grupo majísimo, en total 17 personas para las que empezaba “El sueño de África . La emoción estaba a flor de piel y solo habíamos hecho que llegar. Nico, nuestro guía, un brasileño de mundo al cual le debemos agradecer que el viaje fuera único, en gran parte gracias a él y su profesionalidad. Nos llevó hasta lo que sería nuestra casa los próximos días: el camión. Una vez montados, luces apagadas para no llamar mucho la atención por Nairobi y de camino hacia el hotel para descansar y poder empezar la ruta en unas horas. En este trayecto Nico ya nos va explicando cosas de importancia sobre el funcionamiento del camión, la importancia de ser lo más puntuales posibles a la hora de recoger nuestras cosas para poder salir a la hora, donde dejaremos nuestras maletas, como cargar la baterías de la cámaras, dudas que podíamos tener etc.

A la llegada al Hotel 680, un hotelito básico situado en la periferia de la ciudad, nos asignaron las habitaciones y nos dio tiempo de una ducha rápida, avisar a la familia de que habíamos llegado bien y que ya no volveríamos a tener contacto hasta la vuelta y echarnos un par de horas pues al amanecer empezábamos la ruta.

Empezamos la ruta

Nos dirigimos al Lago Baringo, allí pasaremos nuestra primera noche. En el trayecto no nos queríamos perder nada, íbamos con los ojos bien abiertos sentados en la parte de atrás del camión que era donde las kangas (lonas que cubrían el camión) iban abiertas, no nos importaba el aire que entraba a pesar del frió que hacía.

Hicimos un descanso en un mirador para apreciar el Valle del Rift, pero debido a la niebla no se veía muy bien. El Valle del Rift es una fractura geográfica debido a la separación de dos placas tectónicas y es conocido con el apelativo de “cuna de la humanidad ” por los restos de los primeros homínidos de la historia.

Aprovechamos para hacer un desayuno improvisado y las primeras compras de artesanía, una manta masai, para atenuar un poco el frío del camino. Aquí fue donde tuvimos el contacto con el peor lavabo de todo el viaje. Una construcción hecha de tablas de madera con un agujero en el suelo al lado de un acantilado de barro y con un olor imposible… una vez superado este, los demás fueron coser y cantar.

Hacia el medio día llegamos al paso del ecuador. Hicimos otra parada en este punto  aprovechando para ver la demostración del efecto Coriolis, el que hace que el agua gire en diferente sentido en uno y otro hemisferio con la demostración magistral de una palangana y un palito (tecnología punta). El sitio no tiene nada especial, pero habíamos cruzado la línea del ecuador y en nuestro caso era la primera vez en nuestra vida que lo hacíamos. Foto en el cartel que demuestra que hemos estado en el ecuador y seguimos el camino.

El día se estaba despejando y el calor ya se hacía notar. Nuestro paso con el camión no pasaba desapercibido por los pueblos situados a pie de carretera. Veíamos como sus gentes empezaban el día, los niños iban a las escuelas, los adultos se dedicaban a la venta de frutas, verduras, al pastoreo de animales etc. Eran muchos los que nos saludaban, en especial los niños que salían corriendo con las sonrisas en sus caras y las manos levantadas, sentías que si les correspondías con el mismo saludo su sonrisa permanecería unos instantes más y no pudimos parar de saludar en todo el camino.

Lago Baringo

Llegamos al Lago Baringo donde acamparíamos esa misma noche y era el momento de comer algo.  George, el gran maestro de la cocina era el que se encargaba de nuestra alimentación.

Era la primera vez que nos sentábamos todo el grupo junto y las conversaciones y el ambiente era muy bueno, la sintonía daba gusto y la comida también!!!

Por la tarde fuimos a conocer cómo vivía una tribu ancestral llamados Pokot.  Fue sorprendente como recorrimos una carretera de polvo durante más de media hora. Alrededor de esta carretera no había nada, solo vegetación y de repente de la nada….el poblado.

 

El poblado está formado por casas hechas de barro, troncos y ramas, bastante alejadas unas de las otras. Tienen el fuego a tierra dentro de ellas. Subsisten gracias a la ganadería. Los niños del poblado están impactados porque al parecer les sorprende ver a los niños que vienen con nosotros en el grupo. Son los hijos de los hermanos Serrano, una familia majísima que forman parte del grupo.

Una vez nos han contado cómo viven y cuáles son sus costumbres  se reúnen en un punto hacia donde acudimos todos y nos muestran unas danzas y cantos típicos. Su baile consiste en saltar golpeando el suelo. Sus saltos no son a la par, los hombres llevan el ritmo diferente a las mujeres. Para acabar su demostración nos invitan a bailar con ellos.

Hubiera estado genial poder acampar allí mismo … El sol se está escondiendo así que ponemos rumbo de nuevo al lago.

Al llegar al campamento ya empezaba a oscurecer, así que fuimos al camión a preparar lo que necesitábamos de ropa para el día siguiente, los frontales y los sacos de dormir para llevarlo todo a nuestra tienda de campaña.
Habíamos elegido la tienda que estaba más cerca del lago y se oían las ranas croando. De repente un ruido fuertísimo como el de una lancha se escuchó no muy lejos de donde estábamos. Nos dirigimos hacia donde estaba el resto del grupo, todos comentaban algo que había pasado. El ruido que habíamos escuchado no era una lancha, sino un hipopótamo que había salido del agua justo en la orilla del lago. Menuda primera noche de acampada nos esperaba…

 Día 3

El ruido de una mbira nos despierta, lindo despertar, es Nico el despertador africano con su instrumento. Os dejamos un vídeo para que os hagáis una idea de como suena de bien. Después viene la pregunta de: ¿huevos? Pues los chicos ya preparan el desayuno aunque todavía tenemos que ir con los frontales porque no ha amanecido. Recogemos los sacos y sacamos las camas plegables fuera para empezar la recogida de las tiendas.

Al salir de la tienda tenemos un recipiente con agua calentita para lavarnos la cara, así da gusto empezar el día.

Este madrugón se debe a que vamos a ir a dar un paseo en barca por el lago y lo bonito es ver como amanece desde allí. Así que una vez ya hemos desayunado nos encaminamos hacia la zona donde tienen las lanchas para empezar el recorrido.

Paseo en barca por el Lago Baringo

En el Lago Baringo se encuentran más de 470 especies de aves, entre ellas la Garza Goliath y animales como cocodrilos o hipopótamos.

El paseo se convierte en un deleite con el agua en calma, la gran variedad de aves que vimos y la aparición estelar del cocodrilo.

Sam nos va explicando todo lo que necesitamos saber sobre los animales que nos vamos encontrando. Es el profesor de la zona y habla inglés a la perfección y un poquito de español. Nos acompaña en la barca y nos va contando como es la vida en el poblado y todo tipo de curiosidades del lago y la zona.

Al terminar el paseo hicimos un café y emprendimos la marcha dirección al Parque Nacional del Lago Nakuru. Antes de llegar al parque hicimos una parada para hacer la compra de provisiones para consumir durante la ruta como bebida, patatas, fruta y algo de dulce. Es lo único que no viene incluido de comida. Hicimos un fondo común para estos gastos y para las propinas. Los alrededores del mercado son caóticos, llenos de gente, puestos de artesanía, gente y ruido. Una vez tenemos la compra la cargamos en el camión keniata, pues en este punto tuvimos que hacer un cambio de camión porque no se podía entrar en el parque nacional con un camión tanzano (por la matricula) aunque eran exactamente iguales.

Mientras unos habían entrado hacer la compra otros habíamos hecho el cambio de todas las cosas al otro camión. Por cierto, todavía no os hemos presentado al camión por dentro. Al fondo estaba el chillout y justo debajo una de las neveras. Todo alrededor era de sofás para ir sentados y cada uno debajo teníamos los armarios donde guardábamos nuestras maletas y en los respaldos los enchufes para ir cargando las baterías mientras estábamos en marcha.

Parque Nacional del Lago Nakuru

Llegamos al Parque Nacional del Lago Nakuru. En este lago se concentran millones de flamencos formando un espectáculo único en el mundo.
En la misma entrada Nico nos explica la ruta que íbamos hacer y los animales que nos íbamos a encontrar. Las ansias por empezar hacer game drive van aumentando por momentos. Se abren todas las kangas del camión y  el techo de la parte delantera de este, donde se encuentra el chill out y nos ponemos de pie. La sensación es genial pues tenemos que ir agachándonos porque las ramas de las acacias rozan el camión a su paso y casi nuestras cabezas. Las conversaciones con el grupo van acompañadas de un chillido de vez en cuando “rama” y todos al suelo. Empezamos a ver los primeros animales en libertad…

La verdad que es una fascinación verlos por primera vez libremente por aquel territorio, sea el animal que sea, aunque hay que decir que enloquecimos cuando nos dijeron por primera vez “leones” y fue justo aquí en Nakuru, aunque estaban agazapados y no los pudimos ver muy bien.
El paisaje es precioso y el sol estaba empezando a caer.

Llegamos al sitio donde acamparíamos esa noche, cerca de las cascadas Makalia Falls. Acampada salvaje sin ducha ni baños, pero el sitio merecía la pena. Rodeados de vegetación y monos que campan a sus anchas por el lugar. Damos un paseo hasta las cascadas para hacer tiempo mientras George prepara la cena y al llegar vivimos una situación angustiosa.

Un turista y su guía se habían quedado atrapados por la potencia de las aguas de la cascada. El paso que permitía cruzar el río estaba totalmente cubierto por las aguas y el 4×4 se quedo atascado, llenándose por segundos de agua el coche. Les tiraron una cuerda con la que poder agarrarse con el miedo que el coche se fuera río abajo. Fueron unos momentos muy inciertos. El guía pasó sin problema ninguno pero el turista tuvo serios problemas para ponerse a salvo.

En estos casos es cuando te das cuenta de la importancia de un buen guía o en su defecto un buen seguro de viaje por si pasa cualquier cosa y más estando a tantos kilómetros de distancia de casa.

Después de este suceso que por suerte acabo bien, volvimos al campamento con ganas de probar otra de las sopas de George, nuestro gran cocinero. Pero antes para ir abriendo boca, unos gin tonics y un pica pica de anacardos al estilo africano.

La cena acabo junto a la hoguera contado historias y conociéndonos mejor entre todos.

Día 4

Segundo despertar acampando en Kenia y la melodía de la mbira nos despierta, esto se va a convertir en una buena costumbre. Salimos de nuestras tiendas y desayunamos cuando todavía no había amanecido, hoy sería un largo día lleno de emociones.

Subimos todas las cosas al camión y emprendemos la marcha. Justo al acabar de arrancar cuando solo llevábamos 2 minutos nos encontramos con una familia de búfalos, habían dormido cerquita nuestro parece ser.

El parque está lleno de niebla, que va desapareciendo con nuestro paso… una estampa preciosa para empezar el día.

Seguimos la ruta dentro del parque hasta el Lago Nakuru. No tuvimos la suerte de ver gran cantidad de flamencos, así que seguimos hasta subir al mirador. Las vistas eran magnificas y conseguimos ver a la jirafa reticulada, pues es el único sitio donde la podríamos ver.

En este punto sucedió algo que nos cambio a todos el resto de viaje. La familia Serrano que nos acompañaba tuvieron que abandonarnos por motivos familiares. Fue algo que nos dejo a todos muy mal pues el cariño que les habíamos cogido a todos fue muy grande en tan poco tiempo.
Llegamos a la salida del parque donde los vinieron a buscar y nosotros comimos todos en grupo junto con la crew.
Salimos del parque siendo 8 menos en el grupo.

Hicimos el cambio de camión para volver a nuestro camión tanzano y pasamos unas horas algo silenciosas de camino a tierras massais.
Nuestro guía supo remontar el momento y subirnos el ánimo a todos.
Estábamos cerca de donde pasaríamos la noche, el camión se paro e hicimos el camino andando hasta llegar a la zona de acampada. La puesta de sol era preciosa aunque Maeva no la pudo disfrutar del todo pues empezó a encontrarse mal, debido a la medicación contra la malaria que nos tomábamos todas las mañanas. La gastroenteritis le hizo pasar un mal rato y decidió dejar de tomárselas.

 

A la llegada nos esperaba Mosses, un masai que nos enseñaría un poco el territorio, el ganado y como reconocían el terreno y los animales que los rodeaban. La verdad es que se nos hizo tarde y tuvimos que hacer el paseo con Mosses una vez nos habíamos duchado y cenado, así que nos pusimos los frontales y paseo nocturno.

Teníamos en la zona a bastantes ñus pastando a sus anchas y se asustaban más ellos de nosotros que nosotros de ellos. La noche acabó rodeando la hoguera con preguntas y respuestas sobre el papel de los hombres en las tareas domésticas en occidente. Mosses no salía de su asombro cuando le contábamos que los hombres cocinaban, limpiaban, etc…. La conversación fue muy curiosa para ambas partes, porque también pudimos saber de sus costumbres.

En definitiva nos fuimos a dormir después de un día cargado de emociones y vivencias nuevas.

Día 5

El día amaneció como los anteriores, un despertador único sonando en el exterior de las tiendas de campaña, un buen desayuno y a subirse a un nuevo camión, esta vez era un camión que nos acompañaría en nuestro recorrido por el Masai Mara. El camión 4×4 había sido utilizado en la II Guerra Mundial. El interior se parecía más a un autobús convencional con un pasillo en el medio y los asientos a cada lado.

La explosión de animales en Masai Mara

En poco rato circulando habíamos llegado a la entrada de la Reserva Nacional del Masai Mara, una reserva natural conocida por su excepcional fauna. En ella encontramos especies amenazadas como el rinoceronte negro, el hipopótamo, el guepardo, y gran variedad de hienas, leones, impalas, gacelas thomson, jirafas, elefantes y cocodrilos. Aunque los verdaderos pobladores del parque son el Ñu, en su mayoría y la cebra, que en estos meses del año llegan a tierras masais formando una arrolladora estampa de la naturaleza por la migración. No nos podemos olvidar de las más de 450 especies de aves que tienen como hogar este punto del globo terráqueo.

El paisaje cambió completamente, dejamos la frondosa vegetación que habíamos visto en el lago Nakuru para adentrarnos en las planicies de la sabana, con las acacias generando esa típica estampa de postal.

No podíamos dejar de ver animales. Toda una explosión de fauna a nuestro alrededor de camino al Triángulo del Mara, donde situaremos nuestro campamento salvaje para esa noche.

Llegamos a medio día al triangulo de Mara y comimos unas deliciosas pizzas caseras que había preparado George. Por la tarde arrancamos ruta para seguir con el game drive por el Triángulo del Mara, sin saber que íbamos a vivir uno de los momentos más esperados por todo viajero que viene de safari por el Mara. El cruce del rio.
Llegamos a un punto del rió donde se encontraba una manada gigante de ñus. Nos situamos con el camión intentando no molestar mucho para que no se asustaran. Los teníamos en la orilla de enfrente. Según nos contaba Bariguishua, el conductor, la espera podía durar horas pues se lo pensaban mucho a la hora de cruzar, reculaban y volvían una y otra vez. El decorado ya estaba esperando que empezara la función. Los cocodrilos se acercaron a la escena sigilosamente. Los buitres expectantes sobrevolaban la zona. En unos segundos comenzó el acto.

Un grupo muy pequeño de ñus llegaron desde la orilla donde nos situábamos nosotros. Les estaban alentando para que cruzaran, llegando incluso uno de ellos a cruzar hacía la orilla donde estaba la gran manada. Fue en este instante donde se decidieron todos a comenzar a cruzar.

Eran tantísimos que se levantó una polvareda increíble. Algún ñu fue alcanzado por los cocodrilos. Fue impresionante ver como cruzaban y seguían su camino por la llanura, inundando todo el horizonte de cientos de ñus.

La tarde había dado para mucho y regresamos para el campamento comentando todo lo vivido y disfrutando de una  de las puestas de sol más increíbles.

Esta noche, fue una de las más insuperables que pasamos en el viaje. Ratpanat tiene la exclusividad de poder acampar junto el rio Mara, donde solo llegan periodistas de la talla de National Geographic para conseguir sus documentales sobre migraciones. Es todo un lujo poder acampar aquí, merece la pena prescindir de ducha y baño por una noche.

Mientras cenábamos el ruido incesante de las peleas de los hipopótamos no dejaba tiempo para relajarse mucho, al menos a nosotros. Nos asomamos al río para ver lo que sucedía.  Eran inmensos y al parecer la hembra no tenía muchas ganas de aparearse con el macho e intentaba echarlo.

Cuando la pelea cesó Nico nos pidió silencio. Al otro lado del río se oía un ruido que se nos quedará grabado en la memoria por siempre, la llamada de un león. No podríamos decir a cuanto lo teníamos de distancia, lo que si diremos es que nos entraron ganas de dormir dentro del camión. Menos mal que esa noche dormíamos custodiados por dos rangers del parque, aun y así la idea del camión la tuvimos muy en mente, pero finalmente nos hicimos los valientes y para la tienda de campaña como el resto del grupo.

Día 6

Despertamos como cada mañana, con el sonido de la mbira. Todavía no había salido el sol y ya estábamos subidos en el camión. El amanecer en Masai Mara fue precioso. El sol bañaba las llanuras como si de una película se tratara, esta, se encontraba toda repleta de ñus, cebras y gacelas.

Fuimos avanzando hacia la salida del parque tranquilamente disfrutando de las vistas y a media mañana ya estábamos fuera. Masai Mara había sido algo increíble para nuestros ojos.

En una gasolinera nos esperaba nuestro conductor con nuestro camión, porque para hacer el recorrido por el Masai Mara habíamos hecho cambio de camión y habíamos cogido el 4×4.
Había que repostar y hacer el cambio de maletas. Aprovechamos y estuvimos con los niños de la zona. Aquí llegamos al final de nuestra ruta por Kenia, pero el camino continua en Tanzania y nos quedan muchas cosas por contar como el paso por el Serengueti o el Cráter del Ngorongoro.

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