Seguimos nuestra ruta por Madagascar llegando hasta la Reserva de Anja, casa del famoso lémur de cola anillada, el que tiene tanta marcha, marcha. Recorremos el que para nosotros ha sido el pueblo con más encanto de Madagascar, Ambalavao, conocido por ser zona de la tribu Betsileo y te llevamos con nosotros en los recorridos con más imprevistos que hemos pasado en todo el viaje, el trayecto hasta llegar a Ranohira, puerta del Parque Nacional más espectacular de la isla.
Si estas planificando tu viaje te dejamos nuestra ruta por Madagascar donde podrás ver todo el recorrido y para preparar tu viaje te dejamos:
Día 4: De Fianarantsoa a Ambalavao.
Traslado hasta la Reserva de Anja
Nos trasladamos de Fianarantsoa hasta Ambalavao para ir a visitar la Reserva de Anja y lo hacemos en un taxi Brousse que cogemos en la gare routière. Nos cuesta 5000 Ar a cada uno y el trayecto dura unas 2 horas.
A la llegada a Ambalavao, como es temprano todavía, decidimos buscar primero un hotel y dejar las mochilas. Elegimos el Hotel Aux Bougainvillées, ya que lo encontramos bien de situación y de precio, aunque después descubriremos que teníamos otra mejor opción a un precio mejor. (Más abajo te damos los datos).
En la misma estación de Ambalavao conocemos a Fernand, que es guía de la Reserva de Anja, el cual se ofrece a acompañarnos hasta el lugar. Hay unos 15 km hasta Anja por lo que en pocos minutos llegamos.
Tip Viajero
Hasta la Reserva de Anja se puede llegar en taxi brousse o en bus, ambos valen lo mismo 1000 Ar, por lo que la recomendación es coger el que salga antes.
Reserva de Anja
La Reserva de Anja se creó gracias a la implicación local para conservar esta zona y preservar sus bosques y los animales que viven en él, por lo que su eje podríamos decir que es «el turismo comunitario«.
El drama que vive el país con la deforestación hace que iniciativas como esta sean de gran mérito y sirvan de gran ayuda para los locales, ya que Anja en concreto, está gestionada por ellos mismos.
No fue tarea fácil la de convencer a las familias para que abandonaran la quema de la zona para los arrozales, pero tras la recuperación del bosque los animales volvieron y eso es su fuente de ingreso, sus propias tierras. Ahora constituyen una asociación de 120 miembros que se encargan de la organización involucrando a locales de todas las edades. Los jóvenes son los que se encargan de formarse para ser guías y cuidar la reserva y los mayores ayudan con labores no tan duras como por ejemplo la venta de entradas.
En estas iniciativas se conciencia a la gente de la importancia de la conservación de los bosques y aparte se convierten en su motor económico, generando puestos de empleo para las familias locales.
La Reserva de Anja es un precioso rincón bajo el macizo de Iadramvaky, donde el avistamiento de lémures de cola anillada es la principal atracción ya que existen unos 300 ejemplares repartidos en diferentes familias.
Rutas por la Reserva de Anja
El recorrido no te dejará indiferente pues la ruta se mueve entre tumbas sagradas, montañas de 1500 metros de altura con vistas increíbles, lagos, pasos complicados que hay que subir con cuerdas y un bosque tropical para apaciguar el calor… Aparte también podrás encontrar camaleones, como no!
La entrada cuesta 10.000 Ar por persona y después tienes que pagar por el guía según la ruta que quieras hacer. Puedes elegir ruta, dependiendo del tiempo que dispongas para visitarlo.
Hay 5 circuitos posibles, cada uno con un precio diferente. Cuanta más gente vayáis en grupo más barato te saldrá el recorrido. Nosotros elegimos el circuito mediano, (Moyene Bucle) el cual empieza por una zona de bosque frondoso lleno de lémures de cola anillada y un lago.
Después sube hacia el mirador, donde hay unos enormes bloques de piedra granítica que dan una increíble vista de los alrededores de la zona. Este es el único momento de calor abrasador pero merece la pena.
Continua bajando rodeando las zonas sagradas y las cuevas donde duermen los lémures y por zonas que fueron usadas por la etnia Betsileo para esconderse de los ataques de pueblos vecinos.
Tardamos unas 2 horas en hacer este recorrido por Anja y os lo recomendamos.
Para regresar a Ambalavao solo tienes que salir a la carretera, donde te deja el bus a la llegada a la Reserva de Anja y esperar que pase el transporte publico y haya sitio dentro para subirte. Nuestra espera fue breve, unos 20 minutos más o menos aunque el primero que paró iba lleno por lo que tuvimos que esperar al segundo taxi brousse.
Ambalavao y su mercado de cebú
Al regresar de la Reserva de Anja quisimos comer por el pueblo de Ambalavao y pasear por sus calles para conocerlo un poco.
Ambalavao significa «nuevo valle» en malgache y para nosotros fue uno de los pueblos con más encanto por los que pasamos en todo Madagascar. Forma parte de las tierras altas y tiene ese toque colonial que ha sobrevivido y se ha empastado con la etnia Betsileo.
Sus calles estaban llenas de gente cuando nosotros estuvimos, ya que coincidía con el mercado de cebúes. Este mercado es el más importante del país, llegan a venir pastores de los pueblos más remotos de la isla para vender su ganado. Nos gustaría explicaros brevemente la obsesión que hay en este país por los cebúes.
El cebú en la vida de los malgaches
El cebú es una subespecie de bovino doméstico que proviene de Asia y es muy característico por sus cuernos, su papada y su enorme joroba. Este animal lo utilizan como «multiusos» en este país, sirve como animal de carga, como transporte, su carne se come y su leche se bebe. Se ven por todo el país, en cada pueblo y es que el que no tiene cebúes no es nadie, es como un símbolo de riqueza y cuantos más se tienen mejor, aunque en verdad no necesitan tantos… pero bueno es como el que aquí en occidente tiene 10 coches…. no los necesita pero es su manera de demostrar su riqueza… pues exactamente pasa igual en Madagascar con los cebúes!
Aparte fuimos muy curiosos con este tema porque poco a poco fuimos descubriendo más cosas y cuanto más preguntábamos más nos sorprendíamos. Hay una mafia detrás de la venta de estos animales, los famosos ataques nocturnos a los taxi brousse por parte de los contrabandistas de cebúes que os explicamos en la guía de Madagascar, por no hablar de las tradiciones.
Nos explicaron que la etnia de los bara tienen una tradición que consiste en robar cebús a una etnia rival antes del matrimonio para demostrar a la familia de su futura mujer que él podrá hacerse cargo de su familia y por lo tanto que ha pasado a ser un adulto. Estos asaltos suelen ser en grupo y pueden intervenir las armas.
También nos explicaron que estos animales sirven como dote familiar para poder casarse. La familias ahorran para poder ofrecer un buen regalo a la pareja y en la ceremonia es típico el sacrificio de algún cebú para después degustarlo en la celebración.
Otra de las tradiciones que tienen es la quema de campos para poder ofrecer pastos a los cebúes, por lo que es una práctica actualmente ilegal pero se producen incesantemente por todo el país.
Como dato algo que nos sorprendió es que dicen que en Madagascar hay más cebúes que personas viviendo en él.
Cerrando este apartado sobre tradiciones malgaches y cebúes seguimos contando como fue nuestro paso por Ambalavao.
Dónde comer en Ambalavao
Fuimos a comer a La Residence du Betsileo, lugar que os recomendamos para comer y para dormir, pues el precio era casi la mitad que nuestro hotel y tenía muy buena pinta también, lastima que ya habíamos reservado en le otro.
En este restaurante nos dieron el contacto de un guía para visitar el Parque Nacional de Isalo que nos fue genial y nos recomendaron un lugar para dormir, mejor imposible.
Aprovechamos para dar un paseo por el pueblo, visitar el mercado que se celebraba, recorrer las ajetreadas calles, pasar junto la iglesia y disfrutar de la gente. Nos encantó ver como cubren sus cabezas con los sombreros de rafia, como se juntan por grupos en las paradas para vender o como juegan los niños a sus anchas por todo el pueblo.
El día lo acabamos cenando en el hotel y acostándonos temprano que mañana nos esperaba un buen día de traslado hacia Ranohira.
Donde dormimos
Nombre: Hotel Aux Bougainvillées
Localización: Ambalavao, justo al lado derecho de la gare routier
Opinión: Hotel con múltiples opciones de habitaciones para alojarse, desde habitaciones con camas simples hasta mini casas con balcón, comedor y todas las necesidades. Nosotros nos hospedamos en una habitación de las básicas con baño y estaba limpia y era muy amplia. Desde el hotel se accede la fabrica de papel que no nos dio tiempo de visitar pero que tenia muy buena pinta por hacer todo el proceso manualmente.
Precio: 61.000 Ar (16, 72 €)
Gastos
- Taxi hasta gare routiere: 3000 Ar // 0,82€
- Taxi brousse Fianarantsoa-Ambalavao : 5000 por pers // 1,37€
- Bus de Ambalavao hasta Anja: 1000 Ar por pers // 0,27 €
- Entrada Reserva Anja: 10.000 Ar (por persona) // 2,74 €
- Guía: 48.000 Ar (por grupo, en nuestro caso 2 personas) // 13,15 €
- Taxi brousse de Anja a Ambalavao: 1000 Ar por pers // 0,27 €
- Hotel : 61.000 Ar // 16,72 €
- Comidas: 60.000 Ar (2 pers) // 16,44 €
Día 5: Traslado de Ambalavao a Ranohira
El día de hoy era básicamente un día de traslado desde Ambalavao hasta Ranohira, un recorrido de unas 6 horas en el que nos tuvieron prácticamente todo el día en ruta con taxi brousse. Uno de los traslados más moviditos que hemos tenido por Madagascar.
Sobre las 7:30 h de la mañana ya estábamos en la estación esperando a que saliera el taxi brousse que habíamos reservado el día anterior en la misma gare routière. Nos habían dicho que salía de 8 a 9 y así fue. Nos costó 20.000 Ar por persona (5,48 €) y nos llevaba hasta las puertas del Parque Nacional de Isalo que lo íbamos a recorrer el día siguiente por lo que teníamos muchísimas ganas de llegar.
El trayecto fue movidito como hemos dicho desde la salida hasta la llegada. Nos pasó de todo. Primero, tardó en salir de Ambalavao muchísimo, se paraba en cada esquina para cargar el bus y subir y bajar gente. Este parecía que era un taxi brousse como más de pueblo, de tu a tu, así tal cual, con un silbido se paraba el auto incuso para bajarse a saludar a la familia.
En una de las paradas para cargar el taxi brousse, cuando el conductor se había bajado notamos que el vehículo se empieza a mover cuesta abajo… Maeva que se encontraba justo en el asiento de al lado del conductor se sorprende y reacciona tirando del freno de mano, que no había que tirar de él sino casi arrancarlo para que hiciera efecto! El conductor acto seguido viendo que se había movido el taxi brousse viene corriendo y le pide que ponga el pie en el freno…así estuvo todo el rato hasta que terminaron de cargar el techo del bus apretando lo que podía ese freno para no irnos cuenta abajo!
Como dato contaremos que el cristal delantero del taxi brousse estaba completamente roto, como si algo hubiera impactado con el cristal y estaba todo agrietado.
Esto suponía unas paradas más largas cuando la Gendarmerie nos paraba en los controles que te vas encontrando por la carretera. Creemos que debido a este problema del cristal cuando llegamos al pueblo de Ihosy, a mitad de camino no hicieron cambiarnos de taxi brousse, pasando toda la carga de uno al otro.
Esto llevó una demora considerable. Cuando ya estaba todo cargado resultó que el nuevo taxi brousse con el que teníamos que continuar la ruta no arrancaba por lo que después de mirar el motor y no sabemos cuantas cosas más, decidieron volvernos a cambiar de taxi brousse.
Esta vez parece que si nos íbamos y llegaríamos en breve a Ranohira si no pasaba nada más. Nos había servido para conocer de cerca un poquito más este pueblo tan caótico lleno de tiendas, hotelys y jóvenes riéndose de todo el lió que tenían montado con los taxi brousse.
Una vez emprendido el camino de nuevo hacia Ranohira en unas horas llegamos al destino. Este trozo del trayecto es una planicie espectacular, se notaba que habíamos dejado las tierras altas donde las montañas adornaban el paisaje y habíamos llegado al sur de la isla. La planicies gobiernan las tierras hasta que nos vamos acercando a la zona del Parque Nacional de Isalo que claramente sus montañas emergen de la tierra y marcan su poderío en medio de la nada.
Ranohira, la puerta a Isalo
Ranohira es la base perfecta para visitar el Parque Nacional de Isalo y por ello, pese a su pequeño tamaño, es muy turística y los viajeros son muy bien acogidos, como en todo Madagascar. Todo el mundo se conoce entre sí y todo el mundo está dispuesto ayudarte, pues es su manera de ganarse la vida.
Nada más llegar fuimos en busca del hotel que nos habían recomendado en el restaurante Le Residence du Betsileo en Ambalavao. El hotel se llama Chez Alice y se sitúa en los pies de las montañas del Parque Nacional de Isalo, por lo que las vistas son increíbles y las puestas de sol más.
Esa tarde la dedicamos a ir a la Oficina de Turismo y comprar nuestras entradas para visitar al día siguiente Isalo. Conocimos al guía que nos acompañaría al día siguiente y concretamos una hora para la salida.
Tip viajero
Si necesitas cualquier cosa en el pueblo como un coche, saber donde está la oficina o algún hotel, tienes que preguntar por «Kutu«, un chico que lleva todos los contactos y que todo el mundo lo conoce, así que para todo lo que necesites, pregunta por él.
Dónde dormimos
Nombre: Chez Alice
Localización: Ranohira, justo a los pies de las montañas del Parque Nacional de Isalo, por lo que las vistas son increíbles y las puestas de sol más.
Opinión: El hotel está todo lleno de bungalows todos con vistas a las montañas. Aunque estaba todavía el exterior un poco en construcción no está nada mal el lugar.
Las habitaciones son de tamaño normal, al menos la más sencilla que cogimos nosotros y tienen ventilación, lavabo, ducha y mosquitera.
El restaurante es algo caro pero tiene una gran variedad y muy buen servicio.
Precio: 39.000 Ar (10,69 €)
Gastos
- Taxi brousse Ambalavao – Ranohira: 20.000 Ar por pers // 5,49 €
- Hotel: 39.000 Ar // 10,69 €
- Comidas: 40.000 Ar (2 pers) // 10,96 €
La verdad es que es una suerte que haya estos parques nacionales a lo largo del país que han servido para proteger parte de los paisajes. Pero por otra parte te das cuenta de que esos campos de cultivo son y han sido su manera de subsistir durante muchos años porque tampoco han conocido otra.
¡Muy in love con esos lemurcitos!
Si, es un tema complicado. El inmenso porcentaje lamentablemente es por culpa de la industria maderera, y ahí tienen mucho que ver los franceses. Es una verdadera pena ver montañas y montañas sin vegetación de lo que antes llamaban la isla verde. Que te vamos a contar a ti… Gracias por pasarte y dejar tu comentario!
P.D: Los lemurcitos son para comérselos, peluches totalmente!!
Hola!
Quizás es una pregunta un tanto obvia pero.. en que idioma te hacen los tours los guias? Entiendo que solo en francés? Nosotros no tenemos ni idea de francés más que la similitud que pueda tener con el español o el catalán, por lo que no sabemos si nos vamos a enterar mucho de lo que nos cuenten…
Gracias y enhorabuena por el blog! Es súper útil!
Hola Paula.
Pues al ser una reserva gestionada por locales el nivel de ingles no es muy alto. No te sabríamos decir si hay tours en ingles enteros pues nosotros al entender el francés no preguntamos si había esa opción.
Van intercalando el idioma pues sabían algunas palabras hasta en castellano, por lo que en ingles seguro que también. De todas maneras y si hay algo que no entendéis seguro que se hacen de entender por lo que creemos que no es un problema.
Al final esto os va a pasar por todo el país por que el idioma que allí hablan es el malgache y el francés. En las zonas más turísticas si que hablan más ingles pero ya veréis que siempre intentan hacerse de entender.
Esperamos que disfrutéis mucho!
Un abrazo